Muchas veces, cuando estamos realizando ejercicio físico de forma regular o practicamos algún deporte, nuestro peor enemigo es el miedo, el miedo a lesionarse y tener que parar. Este miedo se nos apodera y pasa a formar parte de nuestra vida. Nos da tanto miedo, que a veces seguimos entrenando, aunque nuestro cuerpo nos dé señales de molestias o dolor, sobre todo en lesiones no tan graves.
La mayoría de personas que nos dedicamos al mundo del ejercicio, hemos sufrido algún tipo lesión, incluso de pequeños/as, en el colegio, nos hemos caído o hemos practicado algún deporte. Hay diferentes tipos de lesiones, no es lo mismo tener un esguince que una rotura de hueso, o una dislocación. Ahora bien, todas las lesiones tienen algo en común: dejar de mantenerse activo/a.
¿Cuántas veces nos hemos lesionado y nos han dicho que teníamos que parar? ¿Cuántas veces nos hemos hecho daño y nos han dicho que tenemos que hacer reposo absoluto? ¿Alguna vez te has planteado, por qué tienes que parar de entrenar, por ejemplo, tren inferior, si te has roto un brazo?
El mundo del entrenamiento es tan amplio que existen muchas alternativas para seguir teniendo una vida activa y hacer ejercicio, de tal manera, podemos seguir en forma y mantener nuestro cuerpo activo. Lo más importante, es entrenar con sentido común.
El sentido común será imprescindible para saber qué podemos hacer si tenemos una lesión y qué no. Eso sí, hay que ponerse en manos de profesionales para que nos ayuden a recuperarnos lo antes posible y nos guíen en este proceso.
Las lesiones, pueden estar provocadas por muchas causas, desde una caída, un golpe, una sobrecarga, un movimiento repetitivo, estrés, un mal gesto, etc. Por lo que saber qué la ha provocado será clave para empezar el proceso de recuperación.
Ahora bien, ¿qué puedo hacer si me he lesionado? A continuación, te damos 4 consejos:
- Conocer la causa y el diagnóstico de la lesión. Es importante saber qué la ha producido y cómo, ya que eso nos dará información que será útil para el proceso de recuperación. Además, el diagnóstico médico también será importante, ya que nos indicará qué tiempo necesitará, aproximadamente, para recuperarse.
- Cambiar la actitud. El hecho de lesionarse, sobre todo en aquellas lesiones graves y largas o, en aquellas molestias crónicas, nos afecta a nivel emocional. Esto quiere decir, que la actitud cambia y nos empezamos a comportar de manera pasiva, a frustrarnos, a estar de malhumor y tristes… Por eso, hay que hacer un cambio de chip y tener una actitud positiva, ara así favorecer la recuperación
- Mantener un estilo de vida saludable. Tener una lesión, no implica hacer un parón total de nuestros hábitos. La alimentación, el descanso y el entrenamiento, siguen siendo esenciales y vitales para la recuperación.
- Entrenar aquello que puedas. Es importante saber que depende del tipo de lesión, no hace falta hacer un parón total y reposo absoluto. Quizás, las primeras semanas sí, pero por lo general, se puede hacer trabajo complementario de las zonas no afectadas. Y así, seguir entrenando y mantener nuestro cuerpo activo para volver lo antes posible a estar al 100%
